España es un país extraordinario, con una historia, cultura y potencial únicos en el mundo. Una nación plural y diversa, enormemente rica en recursos naturales y humanos. Tierra de emprendedores, trabajadores y líderes en todos los ámbitos. Un país de libertades, solidaridad y prosperidad.

Sin embargo, la clase política actual está llevando al país a una degeneración de las instituciones democráticas y a una crisis económica y social nunca antes vista en democracia. El populismo, el fanatismo, el odio, la ineptitud, la mentira, la xenofobia, el autoritarismo, la venganza, la corrupción, la carencia de principios morales y valores esenciales son la seña de identidad de la inmensa mayoría de los integrantes de la clase política actual.

Mienten, engañan y dividen a la sociedad a través del odio entre mujeres y hombres, entre clases sociales, razas, culturas, orientación sexual, religión, origen… Dividirnos y enfrentarnos para vencernos y controlarnos.

Los últimos años, España ha estado entre los países con más muertes por covid por número de habitantes, mayor caída del PIB, mayor incremento de la deuda pública, mayores ataques a la independencia de poderes del Estado como la justicia, injerencia de poderes públicos y privados en la libertad de prensa, pérdida de derechos fundamentales y desprotección de la mujer y de la niñez, incremento de la pobreza y la desigualdad social.

La llegada del fanatismo y el populismo de cualquier ideología política al poder siempre hace pagar un alto precio al país que lo permite.

El actual Gobierno de España ha dinamitado desde dentro los valores fundamentales de la democracia: la justicia social, la libertad y la protección de los más débiles.

Ninguno de los partidos políticos actuales plantea soluciones, ni alternativas a esta situación. No podemos seguir de brazos cruzados. Personas anónimas, honestas, capaces y libres debemos implicarnos en la vida pública y política para ayudar a cambiar el rumbo de nuestro país.